ANÉCDOTAS
DEL 2016
CUARTA PARTE
Jaime González Dobles
EL "HIJOEPUTA" (10-07-2016)
Mi buen amigo el tocayo Delgado dice que el
"hijoeputa" es una de las expresiones más usuales en Costa Rica. Pero
se ha perdido mucho. En los años cuarentas Monseñor Sanabria decía que era el
pronombre indefinido más usual en Costa Rica. Yo solía decir: ‘Este fulano es
un hijueputa, aunque su mamá sea una santa.’ Algunos amigos me hicieron
comentarios interesantes. Rosa Vargas Calderón agregaba que, para que no quedase
ninguna duda, su papá decía que un tal era jijoeputa por parte de madre y de
padre. Y Lobelia Madrigal Víquez indicaba que ella inventó el ‘hijo e´puto’
para quedar tablas.
Ahora esa expresión ha sido desplazada por el
Mae. Eliécer Venegas señalaba que esta es producto de la pereza pachuca al
referirse al término ‘maje’. Para él, aunque se dice que su origen es
desconocido, es posible que los mejicanos quisieran, con él, burlarse del
español ‘majo’. Álvar Saborío Ruiz decía que en rumano suena igual (mae) y
significa lo mismo que aquí. Agustín Jiménez creía que provino del cine
mejicano como el ‘pura vida’ (‘no sea maje’ decía Tin Tan) pero nosotros lo
convertimos en ‘mae’ como una interjección similar a la guarani ‘che’. Yo
señalaba que el problema es que este término ‘maje’ parece ser muy machista
mientras que el primero cubría ambos sexos. Pero Francisca Madrigal indicaba que el asunto
ha llegado tan lejos que ‘Mae’ es usado indistintamente por hombres y mujeres.
Señalaba que si ponemos atención a las colegialas, perdió el supuesto pasado
machista: hoy muchas féminas también la usan y se tratan además de ‘guevonas’ y
‘cabronas’.
EL SENTIDO DE LA CRÍTICA (10-07-2016)
Algunos amigos y conocidos me critican de
manera muy sensata. Unos me dicen que tengo que aprender a callarme porque
hablo más de la cuenta. Otros dicen que quizá soy más preciso cuando escribo
que cuando hablo. Pero muchos me dicen que lo que escribo no se entiende. A
este respecto, Sergio Erick Ardón me ha insistido en los últimos comentarios
que debo simplificar para ser entendido.
Creo que Ardón se refiere sobre todo al
vocabulario. Esto me recuerda el comentario de otro gran intelectual
alajuelense. Carlos Molina me señalaba que debía simplificar mis escritos para
no decir varias veces lo mismo.
A Ardón yo le respondí que como decía mi Tata
‘al chancho con lo que lo criaron’. Para hacer mis estudios de filosofía, yo
tuve que aprender latín y griego, además de entender un poco otros idiomas
extranjeros. Por ejemplo, en los cursos de doctorado me daban un texto original
de Aristóteles y me decía: ‘lea, traduzca y explique’. Creo que el paso los
idiomas antiguos cambió un poco mi vocabulario. Digo así praxis en lugar de
acción, etc.
Como arquitecto, Ardón me insinúa quizá que
hable menos conceptualmente y use más figuras. Pero esto en filosofía no es tan
fácil. Hay filósofos como H. Bergson o J.P. Sartre que fueron premio Nobel de
literatura y sus textos son complejos. Quizá el más atractivo de este aspecto
fue B. Russell. Porque los grandes filósofos de España, Ortega y Unamuno, a
veces eran más literatos y sus ideas filosóficas hay que extraerlas de un
maremagno literario.
Además hablar a lo tico es complicado ya que
nuestro vocabulario teórico es muy limitado y los términos corrientes muchas
veces son imprecisos. Así, al ‘perno’ lo llamamos ‘tornillo’, a las ‘cosas’ las
llamamos ‘chunches’, ‘carajadas’, etc.
El hablar a lo tico me creó mis problemas.
Siendo seminarista en 1959 en Alemania dije la expresión ‘carajo’. La alemana
con quien hablaba fue a buscar la traducción y se encontró con lo único que
decía el Diccionario de la Real Academia de la época: “miembro viril”. Algo
similar me pasó en Caracas hacia 1972. En conversación con políticos dije ‘Qué vaina’
y una dirigente me reclamo mi falta de cultura. Al preguntarle a alguien de
confianza que error había cometido me dijo: “aquí esa palabra significa ‘órgano
sexual femenino’ ”.
A CADA CUAL SU PAISAJE (09-07-2016)
Cada cual disfruta de la posibilidad de viajar
según su presupuesto. No obstante, cada cual escoge los lugares en función de
su personalidad. Unos prefieren la naturaleza, otros las ciudades, los
monumentos, los pueblos, etc. Entre los que prefieren lo urbanístico hay dos
orientaciones. Unos buscan los reflejos del pasado. Otros prefieren las
expresiones de la modernidad. Entre los que prefieren la naturaleza, hay
también dos orientaciones. Unos prefieren su majestuosidad y otros su dinámica.
Entre los que prefieren su majestuosidad, los más extrovertidos buscan el mar y
los más introvertidos la montaña.
Los primeros se identifican con la expresión
de poder. Los otros se identifican con la expresión de intimidad en la
convivencia de la flora con la fauna y con la geografía. Entre los que
prefieren la dinámica de la naturaleza, unos la ven como un reto y otros como
un espectáculo. Los primeros tratan de enfrentar sus desafíos mientras los
otros se contentan con verla actuar.
Cuando la naturaleza incluye lo humanos, los
primeros la ven desde un asiento mientras los otros viven de las canchas o los
desafío naturales como los ríos, etc.
BREVE ANÉCDOTA (04-07-2016)
Hace muchos años una psicóloga que conocí le
decía a su niño 'no haga tal cosa y punto' hasta que el chiquillo ya cansado de
la imposición le respondió: 'no me vuelva a decir que no. Y punto...’
LA REALIDAD DE LA IRREALIDAD (02-07-2016)
Hace unos años, a eso del medio día, sentí un
bajonazo de mi azúcar. Como no vi ninguna pulpería cerca, entré a una cantina
que estaba enfrente y pedí un refresco. En ella, había un grupo de personas
alcoholizadas que discutían frenéticamente en contra de los políticos. Como
siempre, dije lo que se me ocurrió y casi me pegan:
- No sé porqué reclaman. A los políticos hay que
hacerles un monumento.
Asustado de mi imprudencia, traté de justificarme.
- Los humanos somos los animales más mentirosos
que hay y los políticos son los más mentirosos de todos. Por eso, hay que
reconocerles que son los más humanos de los humanos.
La capacidad de mentir de los humanos proviene
de tener una cualidad diferente de los otros animales. Estos viven en su
realidad. Pero nosotros al haber creado el lenguaje vivimos en la irrealidad.
Por eso, los animales no mienten y nosotros sí. De hecho, el lenguaje no está
hecho de hechos sino de palabras. Pero lo único que tiene de hecho las palabras
son sonidos o imágenes. Sus significados son inventados pues confunden las
realidades con las imaginaciones.
La
ventaja del lenguaje es que crea nuevas realidades. Pero el uso de estas
realidades se concreta en un sinfín de irrealidades. Por eso, cada cual se
interpreta como la cuarta persona de la Santísima Trinidad.
RELACIONES PÚBLICAS (30-06-2016)
Cuando era director de la Escuela de
Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica (1978), el profesor de
la materia objetó, en un coloquio, la ausencia de una carrera de relaciones
públicas en el país. Esta estaba comprendida en la UCR en el plan aprobado de
comunicación. Pero él quería el término específico y amenazó con crear la
carrera en la U.A.C.A. Ante ese desafío, transformé un poco el programa
existente de comunicación y convencí a la asamblea de escuela, al decano, al
vicerrector y al rector de apoyarlo “por intereses institucionales”.
En un mes, ya tenía aprobada la primera
carrera en el país con el sonoro nombre de Relaciones públicas. ¿Cuándo ahora?
Mi argumento era sencillo: ‘las cosas se ponen a caminar y se van mejorando de
camino.’
LA CARRETA (28-06-2016)
Para mí la historia de la carreta es muy
linda. Yo de historia no se casi nada y por esto me gusta oír a los que saben.
Sin embargo, voy a decir algo de lo que me han dicho.
Existen dos tipos de carretas históricas en
Costa Rica. Las de Sarchí eran de formas geométricas mientras las de Puriscal
presentaban en sus dibujos adornos con flores. ¿Qué tiene esto de cierto?
Las carretas fueron pintadas a principios del
siglo XX por los empleados de las fincas de los Peters para darle colorido a su
trabajo. Con el tiempo uno de ellos decidió comenzar un nuevo negocio: hacer
carreticas más pequeñas de adorno. Pero como la gente que deseaba superarse no
tenían alternativas agrícolas pues todos los terrenos estaban en pocas manos,
mucha gente comenzó en pensar en el sueño americano y bastantes decidieron
emigrar. Pero otros empezaron a imitar la iniciativa de los Chaverri (creo que
este era el nombre originario) y comenzaron a hacer también adornos. ¿Qué tiene
esto de cierto?
Esto convirtió a Sarchi en el pueblo que
desarrolló el mejor turismo artesanal de Costa Rica. Me duele lo que pasó con
pueblos que admiraba por la artesanía del barro como Santa Ana (en los que, aunque
se conserva, la artesanía originaria no ha tomado la fuerza de Sarchí).
Bueno, espero que este 'tarro' que soltó una
nota desentonada lleve a los buenos músicos a crear unas buenas canciones sobre
nuestra artesanía.
¡QUÉ MONADA! (27-06-2016)
Cuando vi la final de la Copa , me acordé de
viejos dichos.
- lo de Messi me recordó que "al mejor
mono se le cae el zapote"
- lo de Argentina me suscito el sabio dicho
"una de cal y otra de arena". ¿Por qué digo esto de Argentina? Porque
yo tengo una interpretación muy subjetiva: creo que muchos argentinos se cree
'la cuarta persona de la Santísima Trinidad' porque no han superado el complejo
de inferioridad reflejado en muchos de sus apellidos: provienen de unos
italianos 'miserables' que tuvieron que emigrar para no morirse de hambre. Por
eso, 'para que no se le suban los humos a la cabeza', de vez en cuando 'deben
llevarse un coscorrón'. En todo caso, les pido perdón a algunos de mis buenos
amigos argentinos que son personas sensatas y valiosas.
En muchos aspectos, los ticos somos los
argentinos de Centroamérica: 'nos creemos más de la cuenta'. Nos suponemos más
inteligentes que el resto del área, porque no hemos sabido olvidar que fuimos
un pueblo analfabeta que tuvo que recurrir a ciertos 'curas' y a algunos
extranjeros que vinieron a auxiliarnos generosamente cuando otros extranjeros
nos regalaron la independencia.
Como los argentinos hemos hecho muchas cosas
para superarnos. El problema es que todavía nos falta 'ajustar un poco más la
cabeza' y aprender a ver las deficiencias de nuestra realidad.
MIS 21 AÑOS (24-06-2016)
Cuando iba a cumplir 21 años escribí esto:
"Cuando
me pongo a pensar lo que pensarán los otros de mí me doy cuenta de que lo único
que pueden pensar es que soy un excéntrico, aunque nunca me lo hayan dicho. Se
suele tildar de excéntrico a todo aquel que no se comprende, que no es como
quisiéramos que fuera.
Pero
¿eso que se nota en mí diferente de los otros es algo que debe conservarse o
algo que debe destruirse? En otros términos ¿soy un verdadero excéntrico, en el
sentido peyorativo de la palabra, o un incomprendido?
Mi
orgullo me impulsa a declararme incomprendido, pero la realidad es quizá muy
otra. Un incomprendido es alguien que encierra en sí grandes cualidades que los
otros interpretan mal, alguien de valor que el mundo no valoriza en su justa
medida.
¿Quién tiene razón? ¿Ellos (los otros) que juzgan
imparcialmente? ¿Yo que me juzgo bajo la influencia de la vanidad? Siempre he
creído en mi capacidad intelectual; quizá por la culpa de los otros que me han
considerado como un muchacho inteligente (por la simple razón de que mis
calificaciones en el colegio sobrepasaban el término medio).
Yo era vanidoso: me creía un superhombre. Actualmente
comienzo a tomar conciencia de mis debilidades. En el fondo no he sobrepasado
mi vanidad, sino que la he cambiado por otra. Ya no pienso en mis cualidades,
ahora pienso en la superación de mis defectos.
Sin embargo, entre mi antigua vanidad y mi orgullo
actual hay un abismo. En mi vanidad no veía mis defectos, en mi orgullo los
veo.”
LO MESMO (22-06-2016)
Cuando fui a comprar el pan y me preguntaron
lo que quería, se me ocurrió responder como cuando era un chiquillo: ‘lo del
campesino’. Cuando me preguntaban qué era eso, contaba la anécdota: ‘Todas las
semanas un viejito campesino se iba a confesar y a la pregunta del padre la
respuesta era la misma: “Iday, padrecito, como siempre, lo mesmo con la mesma”.’
DOCTORADOS PRÁCTICOS (16-06-2016)
El tiempo siempre aporta algo y, como en la
realidad universitaria yo le doy más importancia a la experiencia que a los
títulos, valoro más los ‘doctorados prácticos’ que me ofreció la vida. Todos
ellos los obtuve con excelentes maestros.
El primero es el que he llamado ‘Sodología’, obtenido con Abelardo
Bonilla. Yo gozaba de un gran cubículo en la primera planta de Ciencias y
Letras en la Universidad de Costa Rica. Por el espíritu de la época, el
decanato me preguntó si aceptaba (no me impuso) poner un escritorio adicional
para un respetado profesor con dificultades para movilizarse. Pero, al menos
cuando yo estaba, Don Abelardo solo llegaba a poner sus papeles sobre el
escritorio y salía rápidamente. Por eso, cuando los estudiantes preguntaban por
él la respuesta siempre era la misma: “Si no está dando clases, está en la
soda”.
El segundo doctorado es el de ‘Todología’. Este lo logré gracias a
Constantino Láscaris. Alrededor de 1967, Víctor Brenes solicitó un permiso en
la dirección de la Escuela de Filosofía. Láscaris era el subdirector y aceptó
el reemplazo a condición de no dejar la dirección de la Cátedra de Estudios
Generales. Con este fin, me pidió que le ayudara en su manejo. Nos reuníamos
todas las tardes en la soda con una taza de café. En la mesa casi siempre se
sentaban con nosotros Marco Tulio Salazar y Rafael Lucas Rodríguez. Con
frecuencia llegaban también dos estudiantes avanzados, Fernando Leal y Rafael
Ángel Herra. En estas tertulias se hablaba de todo y los jóvenes a veces
teníamos que improvisar. Por eso, una prudente ‘Bateología’ se convirtió en una especialización posdoctoral.
En 1972, don Cristián Rodríguez comenzó a
entrar en todos los grupos de Estudios Generales a pelearse con el tema del
existencialismo. En la cátedra, todos los profesores se quejaban de que había
llegado una vez a sus clases. Pero yo no entendía por qué había venido muchas
veces a las mías hasta que un día, al acompañarnos también a la soda después de
la clase de las 9, me senté a tomar café con unas 10 estudiantes (el grupo era
muy grande y solo había un varón). Don Cristián, poniendo sus manos sobre los
hombros de dos bellas alumnas, me dijo: “¿Cómo hace usted para andar rodeado de
estas muchachas tan divinas?”. Ahí descubrí que, para no caer en la deformación
de la “Verdología”, había que obtener
un doctorado “Ecológico” que nos
permitieran convivir con todas las expresiones vitales respetando sus propios
nichos.
Cada edad tiene su belleza. Cuando fue electo
por segunda vez director del Departamento de Filosofía, Eduardo Saxe me llamó
amablemente a mi casa y me pidió mi colaboración. Mi respuesta fue un tanto
particular: “Con mucho gusto. Pero te recuerdo una cosa: los pensionados ya
somos abuelos. Dar clases es labor de padre. Por eso, te colaboro si me das
funciones de abuelo académico.” Muy atinadamente, Eduardo Saxe me ubicó en la
Vicerrectoría de Vida Estudiantil en un Proyecto de Asesoría en Trabajos de
Graduación. Pero este intento me convenció de que la universidad carecía de
ideas claras al respecto. Por eso, pedí que el proyecto pasara a la
Vicerrectoría de Docencia. Ahí coordiné un interesante grupo de reflexión que
elaboró unas ideas que remitimos al Consejo Universitario. El debate académico
enriqueció al grupo pero, por aspectos burocráticos, este no pudo llegar donde
se tenía que llegar: a un diálogo profundo con los responsables de las
graduaciones con el fin de buscar nuevas alternativas. Si no las han quemado o
botado, debe haber más de un centenar de ricas páginas en los archivos para
manjar de las ratas.
Como tengo una pésima memoria, no me recuerdo
de todos los nombres de las personas que integraron el grupo. Con las sinceras
disculpas a los que no mencione, voy a indicar algunos nombres que me vienen en
este momento a la mente para que se vea la calidad del equipo: Gilberto Alfaro,
Claudia Charpentier, Gilberto Corrales, Carlos Marín, Carlos Méndez, Rodolfo
Meoño, Elia Ana Monge, Grace Prada, Eugenio Sancho, Celia Vega e Irma Zúñiga.
Ante la crisis presupuestaria, el proyecto se canceló y no se concreto en nada
preciso.
Pongo los nombre por orden alfabético, sin
mencionar sus títulos y funciones. De hecho, yo creo en las personas, no en sus
atributos formales. Esto me recuerda que una vez, comiendo en la casa de
Teodoro Olarte, le pregunté que pensaba de la Escuela Nueva donde estaban sus
hijos. Con una expresión tajante me respondió: “Yo no creo en escuelas; creo en
maestros.”
CUIDADO DE LOS OTROS (03-06-2016)
En los hospitales yo
siempre decía: ‘creo que curan más las amabilidades de algunas enfermeras que
la impertinencia de algunos médicos.’
EL MEJOR PROFESOR (3-06-2016)
En mi experiencia como autoridad universitaria
sostenía: “Necesito a mis mejores profesores en dos nivel. En el curso inicial
para que no deformen a los estudiantes y en el nivel superior para que terminen
de formarlos.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario