martes, 28 de agosto de 2018

EL COMPROMISO UNIVERSITARIO

EL COMPROMISO UNIVERSITARIO





AUTOR: JAIME GONZÁLEZ DOBLES


Me siento emocionado de que la Comisión de Carrera Académica de la Universidad Nacional me haya otorgado el honor de inaugurar este significativo seminario sobre Ética, Universidad y Sociedad del Futuro. Como indico en el documento de presentación de este evento, referirse a esta temática no significa señalar las cualidades del quehacer universitario, sino destacar su más profundo desafío existencial; ese desafío que nos compromete en las profundidades de nuestra condición humana.
Hace cierto tiempo, el entonces presidente de la Comisión de Carrera Académica,  Lic. Guillermo Miranda, me comunicó la decisión institucional de solicitarme una disertación sobre Ética y Universidad para un seminario de alto nivel sobre Ética Profesional. Con gusto acepté el desafiante ofrecimiento. Sin embargo, con la sencillez del que dice lo que piensa, le  sugerí un cambio de nombre para el seminario: le propuse el tema de Universidad, Ética y Desarrollo.
Sostuve que mi propuesta no cambiaba el sentido de la proposición inicial de la Comisión de Carrera Académica, sino que más bien la precisaba. Con este fin le recordé lo que había escrito en uno de mis libros publicados por la Universidad Nacional: " La ética profesional tiene dos aspectos, íntimamente interrelacionados. Por una parte, se presenta una ética del profesional, que consiste en establecer la corrección de la ejecución individual respecto a una profesión socialmente instituida. Por otra parte, existe una ética de la profesión que consiste en determinar las condiciones y las modalidades del desempeño social de la profesión misma, es decir, del conjunto de profesionales actuando con relación a la estructura y funcionamiento de la sociedad" ( Reflexiones Éticas, p.73).
En fidelidad a las profundas aspiraciones del programa de Revitalización del Pensamiento Universitario, me pareció importante, no sólo escudriñar la conducta particular de los universitarios, sino también y sobre todo analizar las características y retos que asume la orientación moral de la universidad, como institución, ante el compromiso que le presenta la sociedad en la que se encuentra inserta. Por tal razón, enfoco el problema de la ética del universitario dentro del contexto más estructural de una ética de la universidad; es decir, interpreto lo micro desde lo macro.
Me complace sobremanera que la Comisión Organizadora de este seminario, después de una larga y fructífera discusión académica sobre mi contrapropuesta, haya decidido concretar la temática en un seminario sobre Ética, Universidad y Sociedad del Futuro. En el mismo espíritu, me veo obligado a precisar mi ponencia y disertar específicamente sobre el Compromiso Universitario. He escogido este enfoque de la relaciones entre ética y universidad, ya que el término de compromiso señala no solamente la problemática moral del quehacer particular del universitario, sino también y sobre todo el papel ético que le corresponde, por su naturaleza propia, a la universidad como institución.
Ni la universidad, ni los universitarios podemos eludir el compromiso ante la sociedad y ante los seres humanos que dependen, directa o indirectamente, de nuestra acción. Como indicaba en el escrito señalado: " Estamos comprometidos y por ello debemos necesariamente comprometernos. La exigencia personal de responder de nuestros actos cubre necesariamente todos los aspectos de nuestra vida social, desde nuestras amistades y amoríos hasta nuestra participación en la vida económica y en la política nacional e internacional. El compromiso es el polo social de la responsabilidad. Esto implica reconocer nuestra necesaria solidaridad con los otros hombres" (p.84).
Este espíritu marcó el Tercer Congreso Universitario de la Universidad de Costa Rica y se consolidó con la mentalidad innovadora que inspiró la creación de la Universidad Nacional. Basta con leer el Estatuto Orgánico para encontrar bellas expresiones al respecto. Pero, más allá de la lírica de los enunciados, ¿estos principios de un quehacer universitario comprometido con el pueblo y los ideales humanistas es, en efecto, una situación real en nuestro quehacer universitario? Las dudas existen. De otra manera, no hubiese surgido la idea de este seminario.
Ningún universitario puede comprometerse realmente, si no se enfrenta seriamente la interrogante moral de fondo: ¿Qué tipo de universidad estamos haciendo? ¿Cómo me comprometo con los desafíos de nuestra universidad? Pero las respuestas que se ofrecen con frecuencia no aclaran casi nada, pues una cosa dicen los hechos y otras las palabras. Nuestro discurso universitario suele adornar con bellas frases los sutiles intentos de eludir las auténticas demandas del compromiso moral que señala su destino humano. De esta manera, publicitamos nuestros éxitos parciales y camuflamos nuestras deficiencias estructurales. Por eso, para enfrentar, sin autocomplacencias ingenuas, la problemática interna de esta importante temática se requiere analizar y evaluar, con claridad y honestidad, los asuntos de fondo sobre la naturaleza del quehacer universitario.
Para asumir este reto no hay nunca soluciones prefabricadas. Esta es una cuestión dinámica. Los rituales mentales de nuestra tradición académica, en lo moral, son sólo un peso muerto sin vida. No obstante, a pesar de sus limitaciones humanas, el quehacer universitario los ensalza porque le fabrican un cierto hábitat social, que le facilita recursos para seguir haciendo lo que venía haciendo. La universidad comete así muchos errores por la necesidad de buscar privilegios financieros o políticos. Por tal motivo, la interrogante sobre la moral universitaria nos exige la osadía de pensar sin mezquindad, ni cobardía, más allá de los ritos de su ceremonial académico.
Las condenas rituales de las deficiencias, humanas o institucionales, no pasan de ser palabras autojustificativas de discutible valor. En efecto, sólo tiñen de color moral pequeñas soluciones circunstanciales, sin trascendencia en la acción efectiva de los asuntos concretos. Por eso, nuestra realidad universitaria debe ir más allá de los rituales de nuestros enfoques documentales, de nuestras precisiones disciplinarias específicas y de los intereses creados de nuestra circunscripción profesional. El compromiso universitario demanda respuestas efectivas que se encarnen en nuestro quehacer diario, individual y colectivo.
Esta situación determina el problema ético del quehacer universitario. Sin embargo, la universidad tiene que asumir este reto en un estilo propio. Por tal razón, para manejar responsablemente el compromiso universitario, la ética debe ser, al mismo tiempo, una necesidad y un desafío filosófico de su quehacer, individual y colectivo. No hay que crear solo proyectos que adornen prejuiciadamente la formación académica con bellas palabras. En efecto, recibir o dar clases de filosofía humanista es parte de un ritual que no pone casi nunca los pies en el umbral filosófico de la auténtica universidad. La filosofía del quehacer universitario está muy lejos y muy cerca del Alma Mater. Además la filosofía no es algo ajeno a las ciencias, las artes o las letras. Es la sangre reflexiva que debe correr por las venas de todos sus miembros para darles una auténtica dimensión de profundo valor universal.
En efecto, los desafíos intelectuales más sólidos del pensamiento universitario de los científicos, los artistas y los tecnólogos son necesariamente filosóficos. No obstante, la academia universitaria deteriora esta dimensión estructural de su naturaleza por la miopía de los estereotipos que afecta su propia visión de las cosas. Indudablemente, siempre existen diversos estereotipos que los universitarios absorbemos de nuestro medio ambiente social. Estos marcan nuestra conducta individual. Quizás por esta razón Ortega y Gasset nos hablaba de la barbarie de los especialistas. Pero el problema de fondo no está ahí. El trauma no está determinado sólo por unos virus sociales que recibimos, sino por una deformación congénita de nuestra médula académica.
Los estereotipos más serios que gravitan en el ambiente universitario se gestan en su propio seno y tienen que ver con su propia naturaleza. En efecto, son tantos los mitos y prejuicios que existen sobre su carácter científico, sobre su función tecnológica, sobre su rigor académico y sobre su responsabilidad social, que el Alma Mater ya no parece pensar con un verdadero pensamiento universitario en sentido plenario. En efecto, cada cual considera que cumple con su deber si encierra sus meditaciones dentro de los escuálidos muros de ciertos laberintos sin proyecciones que se presentan como normas válidas en las tradiciones disciplinarias. De esta manera, se cree satisfacer la demanda originaria del pensamiento universitario con una simple aplicación ritual de algunos mecanismos relativamente codificados.
En estas condiciones, el pensamiento universitario pierde la dinámica dialogal y creativa de una reflexión que se hace y rehace continuamente. Se encierra en la repetición y el manejo insulso de pensamientos hechos en otros contextos y circunstancias. De esta manera, la universidad niega su propia esencia, ya que el manejo de instrumentos o el titileo de palabras vacías de reflexión profunda no puede ser la auténtica expresión de un centro de educación superior.
La verdadera universidad no es una torre de marfil, en la que el conocimiento, la filosofía, las ciencias, las artes y las técnicas valgan por sí mismos. Su auténtica naturaleza implica un quehacer comprometido vital, intelectual, emocional y moralmente con la realización de lo humano. Su meta esencial es así más dramática de lo que aparenta. Este reto tiene que vivirse día a día. No consiste solamente en la adecuada reiteración o repetición del conocimiento del pasado, sino en la creación permanente de una consistente visión del futuro, ligada a la promoción del desarrollo integral de la plena humanidad.
En estas condiciones, su vivencia académica tiene que ser una instancia de pensamiento, reflexión y producción al servicio de la vida humana. Pero sus profundas raíces sociales le exigen encarnar este desafío intelectual en la búsqueda concreta de soluciones integrales a los problemas humanos. De otra manera, convertimos la universidad en una mentira social, que asegura cándidamente tener soluciones para los problemas de una sociedad que funciona de manera muchas veces deshumanizada en un mundo supuestamente racional.
Sin embargo, ¿hemos asumido este compromiso con adecuada seriedad en nuestro quehacer cotidiano? El compromiso ético de la universidad consiste en vivir e interpretar su pleno significado en función de su respuesta a la problemática humana implicada. El adecuado manejo de la ciencia y la tecnología, de la filosofía, de las artes y las letras es así un aspecto fundamental del compromiso ético del quehacer universitario. No obstante, nuestra vivencia concreta de la vida universitaria camufla este compromiso bajo los ropajes de una pretendida “seriedad”, que esconde la falta de calidad detrás de un cúmulo de datos.
Para comprender este planteamiento es necesario entender la distinción básica entre la ética y la moral. Esta se aclara con las definiciones que señalaba en mi artículo sobre Compromiso político y exigencia ética, publicado de la revista guatemalteca Panorama Centroamericano (Nº 22-23, 1991). Ahí precisaba en la p.6 que “por moral entendemos el conjunto de conductas humanas establecidas en circunstancias y condiciones de obligatoriedad en función de un deber ser que liga intrínsecamente la conciencia humana". Apuntaba además que "por ética entendemos el análisis e intento de resolución de los problemas estructurales y coyunturales de la realidad moral, de sus justificaciones y condiciones de posibilidad, así como de sus exigencias concretas en términos de la obtención del mayor bien posible en la conducta de los seres humanos, en función de las determinaciones precisas del momento histórico y de su ubicación social" (p.6).
Estas consideraciones me llevan a definir la tesis básica de esta reflexión, a saber, que la dimensión ética es la que da sentido a las aspiraciones intelectuales, artísticas o tecnológicas de toda universidad. En efecto, lo moral define la naturaleza de cada ente humano. Por ello se manifiesta necesariamente en el quehacer universitario. Pero la moral no es una dimensión estructural de la academia, sino un prerrequisito humano necesario para asegurar su adecuado destino y desempeño.
El fenómeno moral presenta tres aspectos interrelacionados, que establecen sus características propias. Por un lado, tenemos una conducta humana ejercida bajo la idea de bien. A esto llamamos la moralidad o la moral (en singular), lo que presenta manifestaciones fundamentalmente personales. Por otra parte, existe un conjunto de normas que precisan los deberes y obligaciones de las personas en lo moral. A estos sustratos se los denomina como las morales (en plural) ya que recogen las particularidades de las diversas culturas e instituciones que las emiten. Así hablamos de una moral cristiana, de una moral budista, de una musulmana, etc. Finalmente, tenemos las justificaciones atribuidas a sus requisitos y exigencias. En este ámbito, las religiones han tenido un papel importante histórico. Pero su fundamentación tiene como prerrequisito la aceptación de una autoridad particular, la que sostiene la propia concepción religiosa. Por el contrario, existe una fundamentación particular centrada en la aceptación exclusiva de la autoridad de la razón. A esto es a lo que llamamos ética y constituye una expresión filosófica.
Dada la dimensión racional de su quehacer de corte más académico, la ética determina la esencia de la universidad. Esta no está en un pasado que concreta las condiciones particulares de cada institución. Por el contrario, se precisa en esa proyección existencial y comunitaria hacia el futuro, cuyos valores pretenden dar sentido a los logros de su realización específica y a las ambiciones de mejorar las metas alcanzadas. Como centro particular de desarrollo intelectual, la universidad engendra así en sus entrañas un desafiante compromiso ético. Este exige una reflexión seria y profunda sobre las condiciones, las posibilidades, los fundamentos y los requerimientos de la acción, personal y social, de sus miembros en lo individual y en lo colectivo.
No obstante, la denominación de ‘universidad’ en cuanto tal no es más que una ficción conceptual. La personalidad jurídica carece de sentido en lo moral. Lo único que realmente existe, en la realidad moral, es un conjunto de entes humanos que integran una comunidad que se define a sí misma y pretende presentarse ante los otros como universitaria. Por eso, la ética de la universidad se precisa al enfocar las responsabilidades personales y comunitaria de cada uno de sus miembros. En tanto que ser humano, cada universitario tiene un profundo compromiso moral, que se acrecienta por la situación de privilegio que le confieren sus estudios y funciones sociales. En este sentido, la moral del universitario le exige asumir como propio el desafío ético que le incumbe a la universidad.
En la respuesta a esta profunda problemática de la ética universitaria, considero de gran interés resucitar las discusiones sobre el término propuesto por el exrector de la Universidad Nacional, el padre Benjamín Núñez: la Universidad Necesaria. Para algunos, esta expresión pertenece al sarcófago de las momias académicas que se dejan para que los historiadores las reseñen como objetos del pasado. Pero esta actitud iconoclasta crearía una universidad sin sabiduría, ya que ésta consiste en recoger lo vivido y convertirlo en experiencia que nos permita mirar con sobriedad el futuro.
La ausencia de sabiduría se refleja en los muchos de los vicios que ensucian el Alma Mater. En el quehacer universitario actual, el uso de cualquier término con implicaciones sociales o tecnológicas se encuentra pervertido por el vicio politiquero que carcome sus entrañas. La misión moral de su compromiso con la sociedad demanda de la universidad un necesario compromiso político, que su quehacer ético debe orientar. Pero la respuesta de los universitarios no suele llegar a este respetable dintel del compromiso societario y se ensucia con el lodo del embarullado umbral de los pequeños intereses creados de los grupos que aspiran a imponer su poderío social y político.
Al pervertirse así el concepto de política, ya no se ve la Universidad Necesaria como un compromiso moral, sino como el reflejo de las limitaciones particulares de una de sus respuestas circunstanciales. En el mismo sentido, no se percibe el desarrollo como el acrecentamiento de una cosa del orden físico, intelectual y moral, sino que se lo limita a una determinada concepción del crecimiento impuesta por intereses extrauniversitarios y se lo defiende o desecha sin percibir su trasfondo más integral.
La Comisión Organizadora del seminario sobre Ética, Universidad y Sociedad del Futuro, con prudencia quizás un poco salomónica, decidió asumir un término semánticamente neutro como Sociedad del Futuro para enfrentar la realidad enfrentada. En su denotación, este concepto no dice nada sobre la calidad de dicho futuro; éste puede ser mejor o también peor. ¡ Todo es posible!. Sin embargo, como conozco la calidad humana de los integrantes de la Comisión, estoy seguro de que ellos cargaron de connotaciones positivas la ambigüedad del término usado. Sin embargo, aunque no lo quieran, reflejaron inconscientemente el problema de fondo del quehacer universitario. A mi parecer, se dejaron impresionar, en este caso, por la solidez de la dinámica de los prejuicios y de los estereotipos que imposibilitan el auténtico diálogo universitario sobre los problemas más de fondo.
Una de las dimensiones estructurales fundamentales de la ética de la universidad es la búsqueda de la verdad. La referencia a la universalidad muestra las condiciones y define la dinámica de su dialéctica interna: la verdad es una, pero las vías de acercamiento a la misma son múltiples. El acceso a la verdad es un asunto transdisciplinario de largo alcance al que no se llega, sin embargo, si no se transita con cuidado por los encierros circunstanciales de los procedimientos particulares de las disciplinas. Pero en este diálogo profundo no hay especialistas, sino seres humanos con limitaciones que se enriquecen en el contacto con los aportes de los otros.
La dinámica universitaria suele presentar sus rituales procesales específicos como si fuesen respuestas concretas a la problemática humana. Pero, al definir sus conceptos, sus métodos y sus aplicaciones particulares, por las necesidades internas de su propia construcción intelectual, cada ciencia o enfoque intelectual excluyen problemas que necesariamente conviven en lo real. Su acción no sobrepasa así la solución de problemas pragmáticos definidos, en forma abstracta, por sus propios supuestos metodológicos. Por eso, la responsabilidad moral del universitario sobrepasa los límites del aula o del laboratorio. Este es su desafío ético.
Con el fin de concluir estas consideraciones generales sobre la conducta del universitario, voy a explicitar lo señalado en mi libro Reflexiones Éticas sobre el quehacer profesional: "La profesión nos impone una serie de exigencias básicas a nivel moral. La competencia o domino del saber hacer que se necesita para ejercitarla es una de las condiciones fundamentales del ejercicio profesional adecuado. La responsabilidad en el ejercicio de las funciones es el complemento indispensable del saber. A ello debemos añadir la fidelidad a los compromisos sociales que genera toda acción profesional, y a nuestra vocación personal" (p. 98).
La demanda moral de ser competente es más complicada de lo que aparenta. Aclarar sus auténticas dimensiones es un problema central de la ética. A primera vista, el universitario cree que su competencia se restringe a mostrar un título y el dominio de una área especializada del conocimiento. Sin embargo, la competencia realmente universitaria ubica el sentido de lo propio (la especialidad, la cátedra, la función) dentro de una visión integral de las realidades sustanciales de la vivencia humana y académica. Por eso, el quehacer universitario conlleva el desafío de enfrentar los asuntos fundamentales implicados en la problemática histórica y en las circunstancias particulares de su comunidad humana. Sólo así se concreta el sentido del propio quehacer.
El mundo extrauniversitario insiste actualmente en la eficiencia. La competencia nos exige también ser eficientes. Desgraciadamente, el enfoque dominante se suele sustentar en una visión deformada del desarrollo humano. La ética universitaria debe así corregir creativamente sus errores. Este cuestionamiento debe superar sutiles evasiones ante las responsabilidades sociales. La vivencia ética implica el riesgo existencial de justificar los hechos y procedimientos en función de escalas de valores cuidadosamente establecidas. Esto demanda una reflexión comprometida, actualizada, viviente y riesgosa, que asume la osadía de enfrentar los problemas de fondo en cada uno de sus proyectos y acciones.
La competencia y la responsabilidad universitarias dependen de un profundo diálogo académico. Pero nuestra universidad suele vivir un diálogo de sordos donde cada cual se complace en oírse, sin penetrar en el fundamento y aporte de los otros. En efecto, sin un diálogo profundo sobre la problemática epistemológica y moral de las ciencias, las tecnologías, las artes vivientes, las letras y la filosofía, la academia se deteriora y se autoengaña al carecer de un pensamiento que realmente piense en profundidad. El auténtico diálogo universitario garantiza la reflexión concreta sobre las realidades precisas que debe abordar la academia. La demanda ética es así facilitadora del diálogo profundo como un sustento para que las disquisiciones universitarias no carezcan de lazos constructivo con la sociedad del futuro.
El sentido de la responsabilidad es también complicado. El sustento moral es el alma y corazón de toda investigación, docencia y actuación universitarias plenamente consolidadas. Pero su cuestionamiento ético no consiste en una aplicación ritual de normas morales, sino en una reflexión profundamente imaginativa. El quehacer ético debe aprender a caminar sin arrastrarse en función de intereses inmediatistas, por miedo al riesgo, por ineptitud o dejadez. El fin de la ética es precisar las circunstancias y los factores que generan las orientaciones, las limitaciones y las posibilidades de la problemática actual; así como de asumir el riesgo de presentar alternativas suficientemente fundadas.
Detrás de las discusiones y argumentos sobre la orientación del quehacer universitario emerge, implícito o explícito, el necesario cuestionamiento sobre el tipo de ciencia y tecnología que se debe crear. Debemos cuestionarnos si lo que estamos haciendo es lo más adecuado a la resolución de los problemas específicos del país. Es necesario evaluar si los objetivos, los fundamentos y justificaciones ofrecidos de nuestras acciones y omisiones son los mejores. La universidad tiene la obligación de reflexionar sobre las razones profundas que justifican sus metas en función de la perfección o plena realización humana, en lo individual y colectivo. Esto significa ser responsables.
La búsqueda del conocimiento superior y la responsabilidad social sostienen la auténtica vocación universitaria. Este desafío compromete personalmente a cada uno de los universitarios, aunque las soluciones precisas dependan de la interacción creativa, del diálogo y del intercambio entre toda la comunidad universitaria. La ética se plantea el desarrollo integral de nuestra personalidad y la búsqueda del desarrollo integral de la vida comunitaria. Ambos aspectos se interrelacionan y se implican mutuamente. La esencia misma de la universidad es instrumento cultural de una búsqueda seria y responsable de la universalidad del conocimiento al servicio de la realización humana. Esto exige una mentalidad abierta a la globalidad de la problemática de la sociedad actual ante las exigencis humanas su mejor futuro.
Hablar de ética y sociedad del futuro nos cuestiona ante el tribunal de la responsabilidad. Una universidad comprometida con el desarrollo de la sociedad del futuro tiene que resolver creativamente los problemas más fundamentales. La dimensión ética de los esfuerzos permanentes por alcanzar altos niveles de producción científica y tecnológica tiene siempre su fundamento racional o su justificación pragmática en función de la mejor respuesta moral ante la sociedad del futuro. Pero, ¿hemos logrado al menos enfocar adecuadamente esta problemática? Con frecuencia los universitarios no evaluamos nuestro compromiso con respecto a nuestra vida comunal. Restringimos nuestro análisis social a hablar y analizar lo que los otros hacen. Por comodidad o por intereses creados, se asume así una actitud de pasiva irresponsabilidad, pensando que esos asuntos sustanciales de la sociedad del futuro son responsabilidad de otros.
La ética tiene que centrarse en un cuestionamiento sobre el tipo de ser humano que debe formar la universidad. Por otra parte, tiene que reflexionar sobre el contorno social del quehacer universitario y su relación con el medio ambiente. Al concebir el desafío de la universidad de cara al futuro, no se tiene que confundir las modas con los criterios de importancia y significación. No se puede efectuar responsablemente elaboraciones tecnológicas sin analizar las consecuencias morales de sus usos y la incidencia de sus aplicaciones.
La temática de la ética y del desarrollo de la sociedad del futuro nos plantea este desafío reflexivo, ya que su enunciado es problemático. El desarrollo de la sociedad del futuro se fundamenta en la plena actualización de las potencialidades de una realidad humana específica. Su problemática fundamental consiste en la necesidad consustancial de un enfoque concreto, que no ponga entre paréntesis factores esenciales de su globalidad.
La creación de la sociedad del futuro se encuentra así con el papel fundamental de la educación que debe ofrecer la universidad. Esta se refiere a la acción de promover las potencialidades propias de los seres humanos, de su convivencia y de su producción, de acuerdo a valores centrales que precisen la autenticidad y fidelidad de sus actuaciones propias. Así, como centro de la educación superior, a la universidad le corresponde pensar en la realización humana, tanto individual como social, tanto natural como psicológica, tanto material como espiritual. Solamente, esta integración profunda le puede dar sentido a su pretendida superioridad.
La universidad debe pensar con seriedad el desafío de su aporte a la sociedad del futuro. Esta necesidad está profundamente ligada a un serio cuestionamiento ético. Pero, ni el bien, ni el desarrollo, ni el porvenir son una realidad, sino unas posibilidades valoradas positivamente. Por tal razón, la ética universitaria está ligada al mundo del trabajo que permite engendra un mundo humanizado, ya que los logros en el futuro no son propiamente algo de lo que se habla, sino algo que se construye con osadía, imaginación y responsabilidad. La ética es el cuestionamiento sobre el fundamento de sus razones justificativas.
Sobre estos fundamentos se podría hablar de los problemas más concretos como el incumplimiento de tareas, la búsqueda injustificada de recursos económicos adicionales, el irrespeto del tiempo, etc. Pero esos y muchos asuntos más serán parte de una importante reflexión de toda su comnidad. Por eso, mejor comienzo por practicar una demanda de la ética del universitario: aprender a oír con cuidado lo que puedan aportar los otros.

Estas palabras fueron el discurso inaugural del autor,
el 22 de Agosto de 1994,
en el Seminario de
ÉTICA, UNIVERSIDAD Y SOCIEDAD DEL FUTURO
que la Comisión de Carrera Académica
de la Universidad Nacional hizo en su honor .
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martes, 21 de agosto de 2018

DEBATES DEL 2015 / PRIMERA PARTE



DEBATES DEL 2015


PRIMERA PARTE



Autor: Jaime González Dobles

En este trabajo recojo los debates sobre temas discutidos como la religión, la política o el deporte que publiqué en mi biografía de Facebook del 2015.




NI MUY MUY NI TAN TAN (09-12-2015)


En comentarios que se han hecho sobre Carlos Marx se insiste en sus virtudes. Yo creo que hay que poner en evidencia también sus limitaciones.
Su problema fue absolutizar la lucha de clases.
El problema de fondo es mucho más profundo. Es el drama del conflicto social suscitado por la tenencia de las diversas fuentes de poder: económico, social, cultural, tecnológico, etc.
Recuerdo lo que les decía a los marxistas en la Guerra Fría. "Al estar en un régimen capitalista, concuerdo con muchas de sus críticas. Pero si estuviera en la URSS sería un revolucionario antisoviético porque no podría avalar sus injusticias".

Orlando Castro Quesada Coincido totalmente con este decir. Y agregaría que cuando Marx habló de la luchas de clases, estas eran claramente identificables: Los Campesinos, los Obreros y los poseedores de los bienes de capital. Resumidamente los de Abajo y los de Arriba. Hoy en día, esa división simplemente no existe pues han surgido gran diversidad de clases y subclases sociales que dificultan mucho ubicarlas sociológicamente como enfrentadas.
Edgar Rodriguez Allen Cualquier interpretación del marxismo que no lo tome como una concepción del hombre y el mundo no serviría de nada
Lucho Montero Leer "El libro verde" , de Gadafi

LAS TRAMPAS DE LA TELETÓN (04-12-2015)


No sé que a que genio de la publicidad se le ocurrió inventar la Teletón. Cada una de las grandes empresas que participa dando millones se economiza un montón de millones en propaganda. Con la cantidad de minutos y de público, otro sistema de publicidad tendría que gastar cien veces más: De esta manera, lo que se da no es una dádiva para un fin social, es un gran regalo publicitario para la empresa.
Lo mismo pasa con las empresas de discos. Ellas mismas saben que promover a sus artistas es ganar mucho público y aumentar las ventas. Eso también es tener un gran regalo publicitario.
Los únicos que contribuyen honestamente son las personas pobres que se desprenden generosamente de sus cincos para apoyar una noble causa.
A estos los felicito por su nobleza.
De los otros, mejor no digo lo que tendría que decir.

Roberto Quesada La insoportable náusea de esta realidad que nos inventan!
Johnny Mejía Avila No lo había analizado de esa manera, pero parece muy lógico
Juan Carlos Goñi Mazza Siempre ha sido para mi detestable y eso desde hace como 28 años.
Daniel Henry Thomas Daniel Henry Thomas el genio de la publicidad que lo inventó se llama Mario Kreutzberger, el famoso "don Francisco" chileno... hay quienes sugieren que se trata legalmente de una franquicia, y que cada Teletón local debe pagar porcentajes a la casa matriz por el uso local de la franquicia.
Anselmo SÁNCHEZ Ya Jerry Lewis, aquel cómico gringo lo hacía en Usa, antes que don Francisco en Chile.
Daniel Henry Thomas o sea que tampoco es demasiado original, ese "don Francisco"... en todo caso, aún queda en el aire la pregunta de si a la organización local le toca trasladar un porcentaje de los ingresos a la casa matriz por concepto de franquicia, o si la totalidad de los fondos recaudados se quedan en cada país... ¿alguien conoce la respuesta?
Yma Morales Las empresas usan las donaciones como escudó fiscal son deducibles del impuesto de la renta.
Daniel Gonzalez Dobles Como siempre muy claro
Marila Hidalgo ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?
Ricardo Montenegro El problema es que nuestros gobernantes no han sabido desarrollar una economía sana. Todo es chorizo, y hay contubernio entre los políticos para mantenernos en el centro de negociaciones de baja calidad.
Esto no debiese suceder y coincido en la molestia, pero en este año hay que apoyarlo pues de otra manera perderán las asociaciones que dedican alma y corazón para poder llevarlo a cabo y los patrocinadores si no dan la plata se caerán proyectos de beneficio a los niños
Ana María Navarro Rodriguez La Teleton se convirtió desde hace mucho tiempo en una maquinaria de recaudación para quiénes pues para las publicitarias que se cobran sus comisiones para las televisoras nacionales y habría que preguntar de toda esa multimillonaria recaudación qué porcentaje porcentaje llega a las obras sociales de los niños? La intención de las personas que donan es muy loable pero quienes manejan eso habría que cuestionar sus objetivos.
Tomas Zamora Siempre he tenido mis dudas. El fin es bueno, pero dudo de otros aspectos. Si alguien lo aclara, el país lo agradecería.

MENTIRAS E INTERESES     (10-11-2015)


He visto en estos días un debate en la prensa sobre las medidas que está tomando el Ministerio de Justicia sobre el traslado de algunos condenados del Régimen Institucional al Régimen Semi Institucional.
Al ver los argumentos planteados por algunos me recordé de lo que les decía a mis alumnos cuando les preguntaba cuál era la diferencia entre los humanos y los animales. Cuando me respondían que la razón, le decía: “ciertamente, los animales son racionales, los humanos no. Estos son ‘razonadores’. Es decir, tratan de vestir de razón sus mentiras e intereses”.
En este asunto, el debate es sobre todo político: hay que ‘atacar’ o ‘defender’ (según el caso) al gobierno, tratando de robarse créditos en la imagen pública.
Pero en política la ‘verdad’ es solo una palabra que se usa a conveniencia. Por eso, se dicen asuntos tan evidentes como señalar que el agua moja: “los que están en la cárcel es porque fueron legalmente condenados”.
Sin embargo, la pregunta de fondo es si el tiempo de la condena era social y moralmente adecuada a lo que realmente hicieron. Para esto no hay solo que aplicar las leyes. Hay que saber juzgar y eso no es nada fácil.
Para los abogados, la ley es la “verdad absoluta” de la sociedad. Pero todas estas expresiones tajantes o son hijas de la estupidez o de la mala intención de los intereses creados.
De hecho, no hay realidad humana que no tenga sus errores. Los que hicieron las leyes como los que las aplican se pueden equivocar. Pero este no es momento para analizar este asunto.
Si uno va las cárceles, se da cuenta de que hay de todo. Hay algunos que quizá no hicieron nada y por una mala defensa los condenaron. Hay otros que, en una circunstancia particular, cometieron un error pero no son ‘mala gente’: no son una amenaza para la sociedad. Hay otros a los que la condena que les dieron les resultó demasiado barata. Hay además otros que siguen dirigiendo el crimen organizado desde la cárcel. Hay de todo.
Pero el paso del Régimen Institucional al Régimen Semi Institucional no es un asunto jurídico (una repetición de los que dicen los papeles), sino un asunto humano en el que cuenta sobre todo el conocimiento de la personalidad del sentenciado y las necesidades reales de la sociedad. Por eso, en el personal de los centros, el abogado solo es un elemento de una instancia interdisciplinaria en la que hay profesionales de disciplinas humanas como psicólogos, trabajadores sociales, orientadores, etc.
Por eso, las decisiones de Adaptación Social implican unas medidas más sensatas: menos rituales.
A los fanáticos de ciertos estereotipos les recuerdo un viejo proverbio latino anterior al mismo derecho romano. Su traducción dice “zapatero no te pongas por encima del zapato”.

Luis Mariano Rodriguez Todo ese largo discurso se vuelve palabrería vana y se lo lleva el viento cuando uno de esos "pobrecitos" que piensan tirar a la calle reincide en el delito y el afectado es uno mismo. La acción o inacción por cuestiones políticas es una cosa, pero el pueblo no tiene por qué sufrir las consecuencias de la estupidez de nuestros políticos.
Ricardo Montenegro Don Jaime: hoy oí dos entrevistas de Amelia Rueda con la Ministra y parte de entrevista de Hablando claro con el Viceministro.
En ninguna de las dos me parece que den a entender que hay un plan. Ambos se refieren reiteradamente a los Derechos Humanos d...Ver más
Juan Carlos Goñi Mazza La ministra de justicia se tiene un tra-la-la o un ta-ra-ta-ta que nadie se lo entiende y hasta pone en franco peligro la vida de los mismos reos, además la vida del ciudadano.
Roberto Quesada Prima, por desgracia, el enfoque conservador y ritualista, como muestran los comentarios que antecede al mío. Posiciones justicieras como la de un señor Castro parecen enamorar a muchos!!!
Jaime González Dobles En un problema como este hay que pensar en serio y eso no es nada fácil. A la cárcel van casi siempre los tontos o los cándidos mientras los sinvergüenzas y malhechores se quedan con frecuencia en la calle. Si vemos el porcentaje de los asesinatos resueltos nos damos cuenta de que la solución del problema social está en otra parte. Yo no siento ni que el sistema judicial, ni que el sistema fiscal y mucho menos el educativo estén dando en el clavo.

USAR ARMAS (05-11-2015)


Cuando daba clases de ética social, les preguntaba a mis alumnos si creían válido usar las armas contra un mal presidente o un régimen injusto. Si me decían que sí, les respondía que eran demasiado tonto pues no usaban la cabeza. Su respuesta inmediata demostraba que no eran lo suficientemente inteligente: que la violencia es la última medida y que antes de ella había miles de mejores soluciones más afectivas. El arma de la democracia es el diálogo creativo, no la violencia. Pero no hay diálogo sin respeto.

JORGE LEITON Entiendo su punto es lo deseable de la democracia. Pero la realidad del mundo "democrático", solo porque eligen un presidente es otra, pues los elegidos si cuentan con armas las van a usar en favor de quien esta en el poder. Los déspotas democráticos, que los hay, no lo piensan para usar las armas en contra de los gobernados. La libertad no siempre es justa, desgraciadamente. En los países de derecho la delincuencia hace de las suyas pues no tienen ética sino que asesinan así porque si, mientras la sociedad ética respeta sus derechos. Valdría la pena mirar el ejemplo de Singapur. Entre la teoría y la realidad hay mucha brecha. Por eso me llama la atención lo que ha logrado Singapur, que hasta los políticos lo piensan dos veces antes de cualquier tentación de corrupción.
ANSELMO SÁNCHEZ La letra entra con sangre. Eso es todo y menos bla bla. Lastimosamente.
JAIME GONZÁLEZ DOBLES Me parece que hay que aprender de Mandela.
ANSELMO SÁNCHEZ Don Jaime, ¿ usted ha usado las armas?, ¿ el díagolo? . Qué a solucionado en cada caso?, o es pura teoría?
ORLANDO CASTRO QUESADA No se necesita haber vivido experiencias asociadas a la violencia para tener certeza de los estragos que ella provoca en las personas, en las familias y en la sociedad. Con respecto a la eficacia del diálogo, creo que nadie escapa a haber sufrido la intolerancia que termina dando al traste con la posibilidad que se dé una comunicación efectiva.
ANSELMO SÁNCHEZ Sí cuando fui padre por primera vez acepte consejos de gentes que nunca habían sido padres, pero no los puse en práctica.
ORLANDO CASTRO QUESADA Creo que nada se debe aceptar ad portas; todo debe escudriñado muy bien.
ANSELMO SÁNCHEZ Don Orlando para mi, personalmente, la experiencia es importsntisima: más sabe el diablo por viejo que por diablo!.
ORLANDO CASTRO QUESADA Nunca he dicho que no lo sea, don Anselmo pero debemos también escarmentar en cabeza ajena. Mi simple opinión.
ANSELMO SÁNCHEZ De eso se trata la experiencia y conocimiento! .
Jaime González Dobles Ser maduro es convertir lo vivido en experiencia.
ORLANDO CASTRO QUESADA Excelente enseñanza; ojalá los discípulos la hayan introyectado.
ROSA ELIZONDO AGÜERO Recuerdo esas clases, y muy amplio el tema de ética.
Saludos don Jaime
JAIME GONZÁLEZ DOBLES Me parece que hay que aprender de Mandela.
MARÍA CECILIA DOBLES YZAGUIRRE De acuerdo, la violencia engendra violencia. Tenemos que ver también este principio al interior de cada familia, Además de las armas materiales, también están las psicológicas, de falta de fidelidad, de falta de amor, entre otras. Por eso creo que por ahí empieza la moral contra las armas en cualquier situación entre los seres humanos.
ANSELMO SÁNCHEZ Cualquier peligro de una cualquier arma, el peligro no está en el arma, está en el ser humano, el arma no actúa por ella misma.
MARÍA CECILIA DOBLES YZAGUIRRE Así es. Cada ser humano se forja en una familia y allí comienza su fortaleza o su debilidad en lo más íntimo de su ser.
ANSELMO SÁNCHEZ Cómo que de tal palo, tal astilla. Ya no nos fijamos en eso, porque cada uno es cada uno!

PERO NO ES TAN BARATO (03-11-2015)


En nuestro mundo consumista, creemos que los modelos de vida son unos pequeños adornos que se venden en las promociones de los supermercados.

IZQUIERDA O DERECHA (29-09-2015)


Ser de izquierda o de derecha no es una cuestión de palabras. Ser de izquierda es una actitud de solidaridad humana. Por eso, los peores enemigos de la izquierda suelen sus pretendidos defensores que no analizan el fondo de las cosas.

Foro Permanente Gracias. Le invitamos a dar 'me gusta' a nuestra página oficial, https://www.facebook.com/Foro-Permanente-Personas-Adultas.
Foro Permanente de Análisis y propuestas de políticas públicas en materia de vejez, envejecimiento y persona adulta mayor, espacio de discusión, análisis y generación de propuestas para el cumplimiento de los derechos humanos de las Personas Adultas Mayores. Integrado por personas adultas mayores, por representantes de diferentes instituciones y organizaciones de la República de Costa Rica. Les invitamos a leer allí sobre los logros de años anteriores y en lo que estamos trabajando actualmente.
Daniel Henry Thomas siento que en la Costa Rica de hoy, el concepto de ser "de izquierda" ha ido perdiendo su valor y significado... hoy en día, ser un sindicalista que defiende a ultranza los injustos privilegios de un reducido gremio, es considerado ser "de izquierda"... ¿dónde está ahí la solidaridad? por otra parte, recuerdo cuando mi abuelo me hablaba de las obras que hacía en Alajuela y en otras partes del país la Fundación Santiago Crespo, incluyendo el Asilo de Ancianos con el cual él colaboró muchos años... mi abuelo conoció personalmente a don Santiago y lo admiraba muchísimo... recordemos, sin embargo, que don Santiago Crespo fue toda su vida un exitoso empresario, lo cual según la ideología actual califica como ser "de derecha"... pero ya lo decía el Maestro: "por sus obras los conoceréis"... a ver, entre el izquierdista sindicalista Rolando Blear, y el empresario "de derecha" don Santiago Crespo, ¿quién fue más solidario con los demás?

LA MAYORÍA (15-09-2015)


Para tener éxito en las acciones políticas, las decisiones hay que tomarlas por mayoría, pero ejecutarlas por unanimidad. Por eso, los rebeldes preferimos ausentarnos ya que creemos que las decisiones de la mayoría son muchas veces estupideces. Basta con ver la vida de Cristo o de Sócrates.

MENTIRAS ELECTORALES (01-09-2015)


Las posiciones políticas de cada grupo se definen por sus verdaderas posiciones ideológicas. Pero estas no significan las teorías formales que se recitan (los cuentos teóricos que se cuentan), sino los intereses creados que se defienden (las cosas por la cuales se va realmente a luchar). .
En algunas elecciones hay candidatos sin antecedentes políticos que son presentados como ‘gente honesta’. No obstante, esta es una hábil mentira que esconde realmente quiénes son los “reyes detrás del trono” y cuáles son sus verdaderos objetivos. Por un lado, están los empresarios que buscan facilitar las mejores condiciones para sus negocios. Por otro lado, están los que quieren hacerse rico desde un manejo más o menos corrupto de la política. Amén.

Victor Mauricio Moya Madriz Buenos dias saludos mi estimado Don Jaime como no entiendo lo de capacidad de pensar o de mentir.
Orlando Castro Quesada Pienso que la clase política, por su propia naturaleza opina de todo y conoce muy poco. Esto por cuanto el Conocimiento está tan atomizado que es imposible para un solo grupo del conglomerado social tener todas las respuestas para toda la sociedad; mucho menos, esto es viable para una sola; para esos que todavía creen en mesias políticos. Este paradigma no se sostiene más y hay harta evidencia empírica que así lo evidencia.
El nuevo paradigma debe descentralizar y desconcentrar el poder político hacia las personas, las comunidades, la sociedad. Donde quienes están en la primera línea de batalla sean quienes propongan las acciones a seguir para resolver la problemática inmediata.
Migrar hacia una democracia mucho más participativa y mucho menos representativa.
Más Sociedad, menos estado.
Marta Campos Méndez Me parece una injusticia generalizar, porque ni todos los que dicen ser buenos lo son ni todos los que dicen son malos lo son.
Maria Chaverri Rojas Tiene razón Don Jaime... Ya después de todo lo que hemos vivido los costarricense no podemos creer en nadie .


DEMOCRACIA (30-08-2015)


Nosotros hablamos de las bellezas de la ‘democracia griega’ para justificar lo nuestro. Sin embargo, esto es una trampa con matices ideológicos. Por una parte, esta no era el gobierno de un gran país o del planeta, sino el manejo de un simple pueblito (lo que en griego se llamaba ‘polis’). Pero con el desarrollo de los medios de comunicación, nuestro entorno se ha agrandado enormemente: sus habitantes ya no se cuentan por centenares, sino por millones. Por otra parte, su población (llamada ‘pueblo’) no era una comunidad integral, sino una clase privilegiada, ciertamente estratificada como lo es nuestra población actual: la de los llamados entes ‘libres’. Pero las clases más populares de esas comunidades estaban cuidadosamente eliminadas de dicho gobierno. Se las condenaba y maltrataba como viles ‘esclavos’. Formalmente se decía que ‘no les correspondía gobernar’: que no tenían ese derecho (como algo socialmente reconocido). De esta manera, lo propuesto en unas lindas palabras se ha convertido en la vida real de lo político en una sonora mentira, usada como expresión simbólica de nuestras falsedades actuales.

Mario Valverde Montoya De ahí aquella expresión de que por naturaleza unos nacían amos ( griegos libres ) y otros esclavos ( el resto), atribuida a Aristóteles y que tanto daño hizo en manos de futuros políticos , caso Hitler y España de la conquista...
Luis Paulino Vargas Solís Bueno tampoco las mujeres, esclavas o libres, contaban para nada
Eliécer Venegas Es decir que en territorios pequeños no se daba la democracia. Y Mounier decía que en las naciones grandes [pensemos, p.ej. en los EE.UU., Rusia, la China, la India... y aun en otras menos extensas] la democracia es imposible. O sea que la democracia no es más que un sueño. En vez de gastar tiempo en construir una, se debería trabajar en gobernar para el pueblo, sin preocuparse por el rótulo que se le pueda poner al sistema
Jaime González Dobles Correcto
Luis Paulino Vargas Solís Pues la verdad, como dijo el señor Churchill (creo que yo hubiese preferido que fuese otro quien lo dijo, pero el caso es que fue él), "la democracia es el peor de los gobiernos...excepto todos los demás". Y, desde luego, es tan imperfecta -y tan perfectible-como cualquier obra humana.
Eliécer Venegas Y a lo mejor más prescindible que cualquier otra.

TIPOS DE PODER (30-08-2015)


Después del renacimiento, con el desarrollo de una nueva economía se fue fortaleciendo un nuevo tipo de poder. Las personas que dominaban el mercado y la producción de los pueblos (los ‘burgos’) comenzaron a enfrentarse con los señores de los castillos. Esto llevó al enfrentamiento histórico de los burgueses (los dueños de los burgos y sus territorios anexos) con los nobles (los dueños de los palacios y sus territorios anexos). Pero los primeros no tenían grandes ejércitos para sostener su poder formal. Por eso, decidieron crear una nueva estrategia: incitar a la gente a levantarse contra la nobleza bajo la idea de que eran ellos los que iban a gobernar. Resucitaron así un mito de la antigüedad: la sonada democracia.

Marlene Méndez Vega Pero les funcionó, un trabajo de panfletos. Entregados de forma clandestina.
Roberto Quesada Hasta hubo que inventarse un oxímoron: ¡la democracia representativa!
Eliécer Venegas Así fue como se desarrolló la Revolución Francesa. Y así es todo siempre. El pueblo pone la carne de cañón, y los embarcadores se quedan con las ganancias.


FENÓMENO RELIGIOSO (13-09-2015)


El fenómeno religioso puede tener algunos aportes ante el quehacer filosófico. Por ejemplo, hay algunas expresiones interesantes en la Biblia como “hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra.” La interpretación existencial de este enunciado ofrece ciertas explicaciones interesantes en lo humano. Al rehacer el universo en el mundo del sentido, los humanos se vuelven también creadores. A la luz de la imagen de la culebra y de la manzana, el relato bíblico puede ser interpretado desde el conflicto ético de la humanidad. Gracias al acceso al mundo de los valores (expresado como ‘el árbol de bien y del mal’), los humanos confrontan el sentido de su libertad mientras la imagen del ‘pecado’ (que significa error) les recuerda los riesgos e incertidumbres de su desempeño existencial.

Orlando Castro Quesada Cada actuación humana acertada o no, generará efectos, conocidos como consecuencias, unas pueden ser positivas y otras negativas, para sus actores o quienes las recibieron.
Las personas que generan efectos negativos en su prójimo, bíblicamente, se les identifica como generados de desamor, en consecuencia pecan contra el Amor y en consecuencia contra el mandamiento de amaros los unos a los otros como yo os he amado o sea pecaron quienes así actúan. Interesante ejercicio.

EN PRO Y EN CONTRA (07-08-2015)


Me encontré con un texto que escribí el 1 de diciembre de 1958
"Recuerdo mi viaje en auto-stop de Lille a París. El conductor ignoraba que fuese seminarista. Hablamos de religión. Él se expresaba con toda sinceridad. Era un cristiano que quería razones de su fe (la prueba filosófica de la existencia de Dios, de la autenticidad de una iglesia determinada, etc.). Yo seguía sus argumentos y comprendía que era una conciencia atormentada por la duda (duda en que influía como elemento positivo su fe religiosa aún existente, como elemento negativo el materialismo craso de su hijo filósofo). Era un hombre inteligente que quería resolver sus dudas filosóficamente, pensando a fondo los argumentos en pro y en contra. "
El 6 de diciembre de 1958 agregué al texto del 1 de diciembre:
"Volvamos pues a nuestro francés. Al ver que no podíamos agotar el tema, llegamos a una conclusión: yo tenía el mismo interés que él en llegar a una solución de este problema fundamental de la religión. Yo no era como él un “cristiano en duda” (según su propia denominación), sino un cristiano que como él quiere saber la razón de su fe y darla a conocer a los otros. Sí, lo comprendía y lo comprendo. Su dificultad es la dificultad de la mayoría de la gente cultivada. Llegan a la iglesia y no entienden el significado de las ceremonias; esperan al menos encontrar algo en la predicación y se hallan con una homilía piadosa que presupone una fe ciega, incondicionada. Acostumbrados a razonarlo todo, piden una explicación racional de la fe. La mayoría no es capaz de buscar una solución con base en esfuerzos personales. Buscan apoyo en los otros y la mayor parte de las veces quedan desilusionados: se les da una contestación insuficiente, mal adaptada a sus capacidades intelectuales. Son personas inteligentes, de escasa formación religiosa, que ven precipitarse sobre ellos como una avalancha todo el enigmático problema de la existencia. Piden una filosofía de la vida y se les exige fe. Piden razón de la fe y raramente encuentran quien se las dé.
La viejecita sencilla que reza su rosario en el rincón de una capilla aprende a amar a Dios amando. El intelectual, si no es por una gracia especial, aprende a amar razonando. La viejecita acepta la fe diría a ciegas; el intelectual debe comprender el porqué de la creencia. "

Mayra Gonzalez Y nunca iba a encontrar las respuestas en la filosofía....DIOS ES UNA VIVENCIA.....no es una filosofía.... es una REVELACION EN EL ESPIRITU de cada persona.....
Mario Zeledon-Cambronero ¿Y se murió de hambre pensando en su crisis?
Angel Villalobos No Mario: esas gentes cuando conservan la fe se caen en el más oscuro de los abismos y amanecen en un nuevo día lleno de luz. Tal vez no has sufrido esas crisis para entenderlo?
Roberto Quesada Quizà el problema este en el Dios que buscamos!!
Jaime González Dobles Ese es un tema que trato en un libro que pronto aparecerá: Dios y religión.