EXISTENCIA Y FUTURO
Autor: Jaime González Dobles
En sus dimensiones más precisas, la energía del universo se manifiesta en unas individualidades que se expresan desde un conjunto de acciones y situaciones ubicadas siempre espacial y temporalmente. Estas individualidades presentan dos maneras diferentes de comportarse.
En un caso, hay entidades que son llamadas corrientemente como cosas. Estas son instancias individuales que expresan una determinada reiteración del respectivo comportamiento desde una repetición permanente de unos estados y de unas acciones cuidadosamente reguladas. Su estancia y su desempeño se desenvuelven en el mundo ritual del cosmos, que los humanos tratan de manejar. Desde esta perspectiva, toda ubicación espacial expresa e implica siempre la memoria de ciertas reglas implícitas ligadas con el tiempo ligado con lo propio y con lo ajeno.
En el otro caso, se presentan las características de unos entes particulares que se expresan sobre todo desde unas actuaciones individuales que inciden directamente en la compleja dinámica de las acciones integrales de la propia individualidad.
En sentido integral, el modo de ser de estos entes es propiamente una existencia, más allá de la simple estancia ritual ante lo otro. Es interesante ver la etimología de la palabra ex significa y el resto del término refiere a la estancia. Es decir, designa una estancia sostenida y moldeada desde su propia dinámica interna. Esta situación presenta diversos niveles de complejidad en función de la respectiva riqueza interior de la memoria implicada.
Los entes humanos hemos tratado de imitar la dinámica existencial con las máquinas. Al principio, se comenzó a crear instrumentos que aumentaran la capacidad del cuerpo humano, como el uso del martillo o del cuchillo. Luego se pensó en la necesidad de buscar un sustrato externo que sustituye al cuerpo humano como los animales de carga y de labranza. Después se trato de usar los progresos científicos para establecer aparatos materiales que reemplazaran a los biológicos en estas tareas. Esto creó las máquinas como los automóviles o los aviones.
El salto más importante en esta dinámica se dio con el invento de la electricidad que vino a enriquecer la comunicación humana y fue imitando progresivamente del cerebro. En los principios de la computación se usó dos elementos: el hardware que funcionaba como el aparato funcional del cuerpo humano y el software que se establecía como una copia de la dinámica cerebral. Esto ha creado sistemas crecientes de complicaciones orientados hacia la imitación del cerebro humano como creador de una inteligencia creativa. Los avances futuros son imaginables pero también imprevisibles. La meta final está en comprender que nuestro deseo es imitar la dinámica del universo. Este es como una gran computadora que todo lo retiene, los regula y lo orienta. Tiene así una memoria casi infinita a la que no se le escapa nada. Expresa también una inteligencia casi infinita que orienta, maneja y comprende todo lo que los diversos elementos van produciendo, repitiendo o creando. Los humanos nos sentimos felices por logramos entender en algunos de sus programitas elementales como las leyes físicas, químicas, electrónicas, bióticas, etc. No obstante, el problema es que los humanos hemos hecho de nuestro mundo una mezcla absurda de grandes logros con muchos elementos estúpidos como la mentira y la violencia.
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