DOCTORADO CULTURAL
Material elaborado por:
JAIME GONZÁLEZ DOBLES
En diciembre de 1995 elaboré una propuesta educativa relativamente fantasiosa.
Esta se quedó en ese momento en el papel. No obstante, creo que dicha creación
puede servir de inspiración quizás utópica para generar algunas cosas factibles.
Mi preocupación partía del hecho que el sistema educativo nacional posee muchas
deficiencias en la cultura de la actualidad con respecto a la formación de la
gente más o menos adulta desde un adecuado reconocimiento institucional.
Por una parte, al carecer de una adecuada orientación educativa, los
medios de comunicación colectiva, nacionales e internacionales, tenían una
importante presencia negativa en la visión del mundo moderno de muchos de
nuestros habitantes. Sus enfoques han estado muchas veces deformados por la
promoción de valores superficiales y por la exposición a espectáculos con
repetidas medidas violentas y sexuadas que no contribuyen a la buena formación
de los espectadores. Con los cambios de la actualidad con la presencia del
Internet, a pesar de muchos cambios aparentes, el problema de fondo sigue
siendo el mismo.
Por otra parte, la educación formal ha insistido, en forma excesiva, en la
transmisión de simples elementos informativos y en la obtención de títulos
formales, descuidando la necesaria formación de la inteligencia y de los
sentimientos humanos en términos de una convivencia humana más armoniosa y
solidaria.
Por tales razones, se me ocurrió la necesidad de concebir este plan como
una forma de extensión educativa integral, más allá de los cánones rituales de
la formación académica existente. Fue mi amplia experiencia en la formación
política de dirigentes y activistas de las zonas más recónditas lo que sugirió
esta propuesta.
Quise que la culminación de este rico y versátil plan apareciera con un
tipo particular de nombre. Lo llamé doctorado
cultural con la intención de aprovechar ciertas pautas sociales que se enfrentan
con el ritualismo de los grados académicos establecidos en las áreas e
instituciones docentes existentes. De hecho, un título es un simple papel. Lo
importante es lo que se haga con ello. Por eso, espero que el doctorado
cultural propuesto pueda enriquece la conducta de los ciudadanos que carecen de
un título universitario.
Antiguamente, el doctorado era el
mayor título universitario otorgado a las personas que tenían la más seria
formación como profesores académicos. No obstante, con el tiempo, los intereses
creados de los profesionales de las diversas disciplinas médicas transformaron
el permiso universitario de ejercer sus profesiones (es decir sus simples ‘licenciaturas’)
en unos sonoros reconocimientos profesionales y comenzaron a autodenominarse
como supuestos ‘doctores’ hasta convertir la palabra en un sinónimo de médico.
En estas condiciones, el término ya no significa realmente un título académico,
sino un simple reconocimiento social con el fin de promover una aceptación profesional
respetada (y bien pagada).
En el mismo espíritu, la gente del pueblo comenzó a usar la palabra ‘licenciado’
o ‘doctor’ como una simple manera de reconocer una aparente cualidad social de
ciertos interlocutores: posiblemente con la esperanza de alcanzar algo de su
pecunio. Por ejemplo, ciertos empleados en los mercados y negocios similares de
Costa Rida tienen la costumbre de llamar como ‘licenciados’ a los clientes
externos con cierta presencia. En Colombia esta tendencia se ha vuelto todavía
más amplia: la gente usa de manera libre el término ‘doctor’. Este término ha
reemplazado al antiguo tratamieto de respeto del ‘don’. Por eso, no es tan malo
asumir dicha práctica y usar de nuevo el término de una manera más social que
institucional.
Con este proyecto se pretendía llamar como ‘doctorado’ a un esfuerzo serio
de superación ajeno a las reglas estrictas de la clásica academia. En efecto, en
ese momento, los habitantes de las zonas de población al margen de la vida más
directamente urbana poseían grandes inquietudes existenciales, pero carecían de
medios adecuados para satisfacer la necesidad de una adecuada formación
humanística y cultural. Al poner el nombre de doctorado, se esperaba que la
gente reconociera su valía y aceptara el esfuerzo requerido.
Por tales razones, concebí ese plan como una forma de extensión académica
más allá de la formación ritual existente. La culminación del proyecto aparecía
como el acceso a un nuevo grado que podía ser ofrecido en el área de extensión de
las mismas universidades: un tipo particular de un llamado ‘doctorado’ formal y
procesalmente diferente de los sonoros grados académicos establecidos en las
áreas docentes rituales de unas universidades con un trasfondo medieval.
Por tal motivo, ese proyecto podía constituir una interesante innovación
educativa, cuya originalidad procesal y terminológica podía convertirse en un
gran incentivo y un significativo aporte para los participantes en un novedoso
proceso educativo que ‘encarnara’ la costumbre de usar los nombres académicos
como un modo de identificación en el propio contexto popular. Además, el
proyecto podía también convertirse en un gran apoyo en los diversos procesos de
extensión educativa con auxilio de las universidades.
1. POSIBLES OBJETIVOS
La propuesta trataba de ofrecer un tipo de programa,
ágil y creativo, con una actividad académica adecuada a los tiempos actuales,
fundado en diversos elementos como unos ciclos permanentes de actividades,
exposiciones, conferencias o talleres -validados curricularmente de manera
mucho más libre- sobre diversos temas que favorecieran principalmente la
integración, el desarrollo cultural y la formación humanística de los
habitantes de las zonas ajenas al núcleo propiamente urbano.
Se deseaba promover
una amplia formación humanística y cultural de todo el pueblo, sin distingo de
raza, sexo, edad o condición económica, con un énfasis particular en las zonas más
rurales y en los cinturones de miseria de las ciudades (los que suelen estar
habitados por gente proveniente del campo).
Es decir, la propuesta trataba de crear
alternativas educativas adecuadas a la promoción de una sólida formación
humanística y cultural del pueblo tanto laborante como jubilado que no ha
tenido acceso a la formación universitaria o aun secundaria.
Para ofrecer un
programa educativo, ágil y creativo, orientado hacia una actividad académica
adecuada a las necesidades culturales de los tiempos actuales, se requería además
integrar creativamente los esfuerzos de las diversas instituciones sociales,
comunicativas, educativas o escolares existentes que creyeran en la importancia
del proyecto. Con este fin, era menester comprometer a ciertos individuos e
instituciones con las comunidades implicadas en la realización de ciertos
eventos ligados a la formación humanística y cultural de la propia población.
En el mismo sentido,
era útil favorecer el aporte como facilitadores de muchas personas pensionadas
(fundamentalmente del Magisterio Nacional y del ámbito cultural) que no tenían las
posibilidades sociales de exponer, en una forma libre y contributiva, el aporte
de su rica experiencia y de las habilidades adquiridas.
Con este fin,
consideré necesario comprometer a las comunidades implicadas en la realización
de los eventos con el fin de obtener un alcance popular significativo en las
labores de organización popular. En esta dinámica, las empresas e instituciones
de los respectivos centros culturales o sociales podían jugar un papel
importante al respecto.
Uno de los
mecanismos más valiosos podría ser el favorecer la integración de muchos de los
docentes y pensionados del Magisterio Nacional, en una forma más libre y
adecuada a las nuevas condiciones generadas por la situación actual del país.
2. POSIBLES DESTINATARIOS
Para promover el
intercambio de vivencias culturales en una forma más libre y adecuada a las
nuevas condiciones sociales y laborales generadas por la situación actual del
país, consideré propicio organizar la asistencia particular a ciertas actividades,
conferencias o talleres en un plan de capacitación cultural por grados que
culminara en un así llamado ‘Doctorado cultural’, diferente de los títulos
académicos tradicionales.
La población originaria debería ser sobre todo aquella que carece de
títulos académicos. Estos son los que, a pesar de tener grandes inquietudes,
tienen menor posibilidad de formación en el ritual académico establecido.
Este programa estaría libremente destinado a todas las
personas mayores con inquietudes intelectuales y culturales que supieran leer y
escribir con relativa soltura, independientemente del curriculum escolar que
tuvieran. La posesión previa de títulos formales no tendría ningún valor formal
en este plan. De los alumnos solo se espera la intención de aprender de la
experiencia ajena y en los profesores la capacidad de enseñar como
facilitadores lo que realmente conocen existencialmente. En todo caso, de los
facilitadores se esperaba que hablaran de su experiencia, de sus vivencias, de
sus criterios. Los textos escritos deberían ser un referente útil, pero no una
esclavitud ritual.
Con el fin de ofrecer alicientes concretos a los participantes en su ambiente
laboral, es necesario establecer relaciones con las empresas y con las
organizaciones sociales para que cada uno de los grados de este doctorado sea
tomado en cuenta en la evaluación de la capacitación de sus empleados y
participantes. De igual manera, el Servicio Civil podrían tomar en cuenta, en
la evaluación de la capacitación de los empleados, la formación obtenida en
cada uno de los grados de este Doctorado Cultural.
3. POSIBLES PAUTAS ACADÉMICAS
El criterio académico central del proyecto es que a
las personas mayores de edad no hay que llenarle la cabeza de datos. Hay que
ponerlos a usar su inteligencia de manera más sensata y creativa. Para esto, lo
importante es que desarrollen criterios
que fortalezcan y orienten sus apreciacines valorativas y que logren manejarlas
en un adecuado intercambio con los otros: con dignidad, respeto y prestancia. No
se quiere desarrollar así un conomiento formal en las cabezas, sin un
pensamiento en acción en la vida comunitaria que venga a favorecer la madurez cultural de
nuestro pueblo.
De esta manera, todos los eventos del programa no
estarán centrados ni en el manejo de datos, ni en el manejo de técnicas. Tampoco
será una promoción de la escritura y de la lectura formal. Serán procesos
productivos de interpretación y de expresión, fundados en el manejo discreto de
los mejores valores de la respectiva personalidad en cada comunidad.
Por tal motivo, esta enseñanza puede usar los medios
de comunicación más diversos de manera bastante libre. Hay que reconocer que en
el mundo actual la comunicación ha pasado por diversas fases, del habla pasó a
lo escrito, de la escritura pasó a la radio y al cine, de estos a las
computadoras y de estas a los celulares. Por desgracia, la apertura electrónica
implicada ha cerrado las puertas al contacto físico integral con los otros.
Todo se integra actualmente en el Internet y este
tiene un ámbito más amplio con sus alcances y sus dificultades. Es interesante
que los detalles que alcanzan gran presencia han sido llamados popularmente
como ‘virales’. Pero la escogencia de este término debe hacernos reflexionar
sobre su significado más profundo. Un ‘virus’ es un organismo de estructura muy
sencilla que solo se reproduce en células vivas específicas. Por eso, un virus
electrónico solo se reproduce en un ambiente comunicativo. No obstante, hay que
saber que todo virus puede introducir subrepticiamente efectos complicados y a
veces bastante nocivos en el respectivo ambiente existencial. Por esto, el
alcance de un asunto no debe evaluarse solo por la cuantías de su presencia,
sino también por la calidad de sus efectos.
En todo caso, este programa se plantea como un módulo
abierto a la más amplia participación. Por eso, todas las universidades,
instituciones o empresas ligadas a la acción educativa, social o cultural (en
el más amplio sentido) pueden tener acceso al programa en sus diversas tareas:
resolución de problemas infraestructurales, apoyo logístico, garantía
académica, facilitación de docentes, elaboración de programas, etc.
Con este objetivo, hay que crear un grupo inicial que
establezca y asuma la coordinación
operativa del Programa mientras que este se consolida. En su fase inicial, los
proponentes deben seleccionar un conjunto de instituciones educativas a las
cuales se les proponga este Proyecto del Doctorado Cultural. Cada institución
que avale el Proyecto nombrará un representante por un período renovable que
integre el Consejo Directivo del Programa. Este debe establecer las pautas
centrales del del Programa mientras el Comité Académico debe encargarse de
analizar, evaluar, refrendar las propuestas de actividades y ofrecer el aval
académico de todo el Programa. No obstante, para tener vigencia formal en el
Programa, la participación del Comité Académico de Proyecto debe ser refrendada
y avalada por el Consejo Directivo.
Con este fin, las personas e instituciones implicadas
en el Proyecto enviarán a dicho Comité Académico sus propuestas con el fin de
garantizar las condiciones y calidades de sus apoyos y actividades específicas.
El Comité Académico se puede reservar el derecho de proponer alguno promotor o
de objetar algún nombramiento cuando lo considere adverso a los intereses formativos
de la institución. En caso de conflicto, el Consejo Directivo tendrá la última palabra.
Los profesores y tutores resposables serán
seleccionados por el Comité Académico del respectivo ámbito de trabajo. El
grado académico del profesor o tutor no es un requisito indispensable para
poder impartir, organizar o relizar las actividades, las charlas o los talleres
implicados: basta con tener un adecuado conocimiento de la temática implicada.
4. POSIBLES PAUTAS OPERATIVAS
El diseño del programa llamado Doctorado Cultural será refrendado
por el Consejo Directivo. Este es un plan de capacitación cultural por grados
que culminará con la obtención de un título de ‘Doctorado’, estructuralmente
diferente de los doctorados académicos tradicionales.
El doctorado propuesto consta de 50 grados por cada
uno de los graduandos. A cada estudiante se le otorgará un diploma de nivel con la obtención específica de cada 10 grados. Con
los primeros, se dará el diploma de Gestor.
Con 20 grados ganados, se le dará el diploma de Iniciado. Con 30 grados aprobados, el de Promotor y con 40 se le dará el diploma de Experto.
Al culminar los 50 grados, para obtener el grado supremo
del doctor cultural cada uno de los
graduandos deberá ofrecer una Expresión Pública ante el mismo
programa. Esta puede ser una conferencia, una exposición, una obra de teatro, etc.
ante un público abierto, en la medida de lo posible integrado prioritariamente como
parte de su formación por los estudiantes de niveles inferiores. La
participación en cada una de estas actividades será reconocida como una
estancia similar a cualquier otro evento del programa.
Como requisito para la aceptación de una conferencia, de un taller o de una
exposición, el promotor responsable debe entregar al Comité Académico
correspondiente un texto de 1 a 2 cuartillas a doble espacio con un resumen
estructurado de la actividad propuesta en el que se defina sus objetivos, su
ubicación, sus condiciones, la institición en la que realizará, etc .
Con el fin de obtener un alcance popular
significativo, la integración académica de todo evento requiere tanto ciertos fundamentos
técnicos como una visión humana de sus implicaciones y alcances. La visita a un
museo a a un monumento nacional se puede tomar como una actividad: en este caso
es necesario que se conserve una prueba de la visita.
En medio de cada actividad, habrá un período de libre
discusión sobre la temática entre los asistentes, previo a las consultas al
conferenciante o al promotor. Esta exigencia se fundamenta en la necesidad de
favorecer la participación activa. La idea es que, después de cada actividad,
los participantes discutan sobre su significado y el responsable de la misma
culmine con sus reflexiones sobre las participaciones generadas.
Dada la libertad del Programa, no hay ningún límite de
tiempo para obtener cada grado: todo depende de la iniciativa e interés
personal de cada uno. En principio, cada grado consta de la presencia en 2 actividades,
talleres o conferencias (de 1 a 3 horas). Los temas de las actividades deben
favorecer la integración, el desarrollo cultural y la formación humanística de
los participantes.
No obstante, como este programa es un módulo abierto a
la más amplia participación, los estudiantes tienen plena libertad de escoger,
dentro del cúmulo de alternativas del Programa, las actividades, conferencias o
talleres a los que van a asistir para cumplir con los requerimientos de sus
grados.
No hay ningún límite de tiempo para obtener ningún
grado o nivel. Los estudiantes del programa tienen plena libertad de escoger
las actividades, conferencias o talleres a los que van a asistir. Para obtener
cada diploma el participante debe demostrar que asistió a 20 eventos por nivel.
Para esto se le dará a cada estudiante una bitácora
en la que debe anotar el día, la hora y el nombre de la actividad. Para el
control de asistencia, el programa les pedirá a los estudiantes entregar el
cupón de asistencia (en el que consta el pago de su asistencia) correspondiente
al evento anotado en la bitácora.
Para la obtención de cada Diploma Especial, el graduando elaborará un Ensayo personal de corte interpretativo en
el que aplique los conocimientos adquiridos con respecto a las condiciones
particulares de su escogencia. Según las pautas expresas diseñadas por el
programa, cada ensayo debe establecer un análisis crítico y comparativo de las
actividades vividas por el participante en el Programa y ofrecer
consideraciones personales sobre los aportes, alcances y posibilidades dentro
del ambiente cultural específico del participante.
Este ensayo será un trabajo escrito con un mínimo de 5
páginas y un máximo de 15 o un trabajo audiovisual con un mínimo de 5 minutos y
un máximo de media hora. Una vez efectuada la presentación, su grabación y
texto seran publicados en un programa informático que ofrezca los trabajos
elaborados para los cursos como las producciones de los alumnos.
Los Ensayos deben ser presentados y discutidos en un Acto Público entre los graduandos de los respectivos grados. No
obstante, para poder ser presentados, estos serán aprobados de previo (sin
notas numéricas) o devueltos con indicaciones al estudiante para su adecuada
reelaboración por personas o profesores nombrados por el Comité Académico. Se
tomarán en cuenta fundamentalmente, la originalidad del planteamiento, la
coherencia de la exposición y la corrección formal del escrito o de la expresión
correspondiente.
Para obtener cada título, el estudiante debe ofrecer además
una copia de su respectivo ensayo al Comité Académico de Proyecto
con el fin de que este pueda difundirlo, conservarlo y efectuar una
investigación sobre reflexiones relativas a la concepción y producción
culturales del cada región.
Los profesores, los tutores o las actividades serán seleccionados por el
Comité Académico. El grado académico del profesor o tutor no es un requisito
indispensable para poder impartir las charlas o talleres: basta un adecuado
conocimiento de la temática implicada. No obstante, cuando es una institución
particular la que organiza eventos, ella misma escoge los encargados. Pero debe
indicarlo por escrito al Comité Académico.
Salvo casos de becas aprobadas por el Comité Académico, la asistencia a
las charlas o eventos será pagada por los asistentes. Este pago podría presentar
dos modalidades diferentes: por niveles o por actividad. En el primer caso, el
recibo debe tener cupones para las 20
actividades de cada nivel.
Un porcentaje del pago de la asistencia a las
actividades le será entregado al Comité Académico para cubrir los gastos del
control de asistencia y coordinación de las actividades. Los costos de las bases infraestructurales y del desplazamiento,
viáticos y alojamiento de los profesores serán cubiertos por Patrocinadores de
cada evento del Programa. Las empresas e instituciones, culturales o sociales, de los
respectivos centros pueden jugar un papel importante al organizar la asistencia
a las conferencias o talleres.
La asignación de sedes para las actividades dependerá de la acogida que
manifiesten las respectivas comunidades. Con este fin se buscarán
patrocinadores (Universidades, Organismos internacionales, O.N.G.s, empresas,
personas o instituciones) que efectúen la propaganda del evento, propicien
locales para las actividades o el alojamiento del personal, etc.
La meta central de este plan es la de suscitar una visión
humana de sus implicaciones y alcances: para qué sirven las cosas manejadas,
qué implicaciones sociales y consecuencias humanas pueden tener. La meta no es
así aprender cosas, sino aprender a vivir y sobre todo aprender a convivir
sensatamente con los otros.
- Eso me recuerda la manera
sarcástica como yo molestaba a veces a mis amigos colombianos hace muchos años.
Les decía con una ligera sonrisa: “¿Cómo se reconoce que alguien es un
colombiano? Es muy fácil: si habla mucho, si anda con un libro debajo del brazo
aunque no lo lea, y se llama doctor aunque no lo sea, es evidente es un
colombiano”. Si alguno se molestaba les agregaba: “Ya ve, su ‘merced’ está
hablando mucho” y soltaba la carcajada.
- Aclaro los conceptos, un centro de población de menos
de 100.000 habitantes no es realmente una ciudad, sino un pueblo, aunque por
efectos de la manía de no ser vistos como pueblerinos, las autoridades los
denominen como ‘ciudad’.
- Por respeto sobre todo a ciertas labores femeninas, no
hay que confundir aquí laborante o jubilado con pagado.
- Este proyecto fue
pensado para Costa Rica, pero podría ser implementado en cualquier otro lugar.
- No obstante, en casos especiales
se podría integrar aun a ciertos estudiantes con el bachillerato de secundaria
aprobado. En este caso, habría que estudiar la posibilidad de que las universidades
implicadas convalidaran, a propia iniciativa, los créditos de este programa por
otras materias similares de sus currícula universitarios.
- La escritura y de la
lectura formal deben ser solo una de las posibles alternativas de una creación
más responsable y compartida.
- Los especialistas en
comunicación no verbal sostienen que entre dos personas más de la mitad de las
cosas se dicen sin palabras y hoy tenemos que agregar ‘sin imágenes virtuales’.
Para prueba un botón: ¿qué papel tiene un buen perfume en una comunicación
electrónica?
- Mucha gente cree
estúpidamente que si algo es visto por mucha gente es algo valioso.
- No obstante, se pueden
establecer mecanismos de equiparación y adecuación entre las actividades
propuestas por las diversas instancias del Proyecto.
- Como sedes
ideales como lugares para realizar los encuentros se piensa en lugares con una
población relativamente significativa y con una identidad como pueblo (aunque
se llame ciudad): por ejemplo, Nicoya, Limón, Atenas, Liberia, San Carlos, etc.
- A las empresas o instituciones
que compren un número significativo de boletos para la asistencia de su
personal a un evento determinado, se le podrá hacer el respectivo descuento.
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